Desapegarse para crecer


El niño debe aprender a dejar su juguete sin llorar. 
Si el pasado ya pasó, debemos mirarlo con el espejo retrovisor. Aferrarse al pasado nos genera depresión y pérdida de expectativas. Perdemos energía.

Mirar para adelante, significa comenzar desde un "Presente" desde el aquí y ahora; para hacer una construcción de futuros posibles. 

Si pensamos sobre lo que no tenemos y el futuro... ¿Puede aparecer ansiedad? Si.

Es por ello que el presente es la bisagra que nos permite dejar un viejo mundo para relanzarnos a uno nuevo.

Hacer un plan o proyecto de vida es un viaje. La travesía se planifica y se puede vivir o rememorar varias veces. Se puede modificar sobre la marcha y nada nos impedirá seguir avanzando.

El presente es un "regalo" y estar ligero de equipaje hace que tengamos una relación justa con las personas, organizaciones y objetos.

Un príncipe chino que en el siglo XIII era riquísimo y vivía a costas de un pueblo humillado, hambriento y pobre; en sus últimas horas de vida y teniendo disponible un cajón revestido en oro como para ser venerado por todas las calles, hizo de urgencia una petición a partir de un mensaje que en sueños recibió: preparar el cajón fúnebre con dos agujeros laterales de modo que durante el desfile ceremonial de despedida, pudieran ver sus manos vacías.

El presente es un regalo y no aprovecharlo y agradecer cada experiencia por negativa que parezca, solo nos hará arrepentirnos en el futuro por lo que no intentamos hacer.

La vida nos permite con el tiempo "conectar puntos" de nuestra propia historia, para darle una interpretación profunda, gracias a la perspectiva y el autoconocimiento.

El saber tomar distancia, brinda las respuestas tan buscadas y nuestra construcción surge de pequeñas historias propias; que de aparente sinsentido, pasan a darnos el protagonismo y la claridad tan buscada.