Una fábula oriental que refleja al igual que
un espejo, que es lo que uno percibe, y que no necesariamente es lo que ve y
menos la verdad.
Tenemos capacidad para tejer hipótesis de las más convincentes
desde una endeble creencia limitante.
Un hombre perdió su hacha; y sospechó del hijo de su vecino.
Como no tenía pruebas, espió la manera de
caminar del muchacho.
-Se desplazaba exactamente como un
ladrón-
Tuvo en cuenta su forma de hablar y su mirada
esquiva -igual que la de un ladrón-. En fin, sus gestos , actitudes y acciones
lo denunciaban culpable de hurto.
Pero más tarde, encontró su hacha en el
valle.
Y después volvió a ver el hijo de sus vecino,
todos los gestos y acciones del muchacho parecían muy diferentes de los de un
ladrón.
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